Esto es lo que hay que cambiar en la politica israeli

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Publicado 10/05/2012
AURORA’ISRAEL
Acuerdos entre gallos y media noche

Eso es lo que hay que cambiar de la política israelí

Autor: Bernardo Ptasevich

Un día es mucho tiempo en la política israelí. Hoy puedo decir que una noche es mucho tiempo. Me acosté luego de enviar mi artículo a la redacción de Aurora y antes de levantarme todo había cambiado. Esto no tendría ninguna importancia salvo porque es el ejemplo de lo que nos pasa a los ciudadanos con este gobierno zigzagueante. Un día se adelantan las elecciones y se comienza a disolver el Parlamento y a la noche mientras todos dormimos, se realiza un acuerdo subterráneo entre el Primer Ministro y quien tiene menos peso político y menos apoyo de la ciudadanía, el Sr. Shaul Mofaz. Es lamentable ver como los políticos adecuan las normas a su conveniencia. El Sr. Netaniahu ha terminado de convencerme de que nunca más le creeré nada de lo que diga o prometa hacer. Arreglos y más arreglos entre personas que no respetan nada. Eso es lo que hay que cambiar en la política israelí.

Lo que se hizo tiene una gravedad extrema

Es muy posible que para los próximos meses, Netaniahu haya logrado la solución para mantenerse al frente del gobierno. Sin embargo, y salvo que logre unos resultados asombrosos, habrá sellado su muy próxima decadencia política.
A menos que a los israelíes nos guste que nos engañen, que nos manejen como títeres, que nos impongan aceptar inmoralidades y mentiras, el Primer Ministro ha cometido un error imperdonable. ¿Cómo vamos a creerle si nos dice que tenemos que ir a la guerra con Irán? ¿Cómo vamos a creerle si nos dice que no tenemos que ir a la guerra con Irán? La credibilidad es un valor fundamental para el político que está en el más alto cargo del gobierno y tiene como responsabilidad decidir sobre nuestra vida y nuestra tierra.
El Sr. Mofaz negocia con monedas que no son propias. Las bancas que tiene Kadima en la Knéset han sido utilizadas para negociar poder por cargos. Por más que las declaraciones del ahora titular de ese partido manifiestan que no aceptará ningún cargo, la realidad muestra lo contrario. Estas bancas con las que se promete apoyo al gobierno fueron ganadas en una elección en la que Tzipi Livni, liderando la agrupación, fue apoyada por la mayoría de los israelíes. El Sr. Mofaz se ha apoderado de ellas para evitar el ostracismo y la segura caída al vacío en las supuestas elecciones adelantadas. Hoy nos despertamos sabiendo que va a ser nada menos que vice primer ministro y que ante la ausencia de Netaniahu, será Primer Ministro. De haberse realizado las elecciones iba a caer en picada porque no iba a conseguir más que algunos pocos asientos en la Knéset. Hoy es un referente de los adictos al poder a cualquier precio.

Transar por poder en lugar de acordar ideas y principios

Titulares de este y otros medios dicen que Netaniahu se convirtió en el “rey de la política”. A mi entender el se ha convertido en el rey de la política que no queremos más. Hoy lo percibo como el rey de los acuerdos por debajo de la mesa, el rey de gobernar a espaldas de los ciudadanos. Ya no sabemos quién es realmente la persona de nuestro Primer Ministro. El que pensaba lo que dijo antes, el que pensaba lo que hizo después, el que piensa lo que hizo ahora, o el que pensará lo que hará mañana.
¿Qué nos está pasando? ¿Qué tiene que ver esto con derechas o izquierdas? ¿Dónde están los valores que hemos aprendido en nuestra casa, en nuestras escuelas, en nuestro judaísmo, en nuestra vida? ¿Dónde dejamos los principios? ¿Por qué mentir no es malo y el que miente sigue adelante como si nada pasara?

Los ciudadanos debemos despertar y no dejar que nos utilicen

De repente toda mi estructura se siente conmovida. Espero que la de muchos israelíes también. De no ser así, no sé que estoy haciendo en este mundo. Esta no es la vida que quiero vivir. No quiero vivir en un mundo en que la mentira pueda más que la verdad, en la que el engaño sea un valor fundamental para llegar a la meta, en la que los gobernantes se burlen de los ciudadanos, y en la que los votos solo sirvan para jugar con ellos.
Espero que los habitantes decentes de nuestro país, (estoy convencido que son la mayoría) no convaliden con su silencio esta nueva forma de actuar. No importa que para ello haya que esperar un año y medio, siempre y cuando no nos cambien de nuevo las normas del juego.
Ya no se trata de si uno es del Likud, del Kadima, del Laborismo, de Israel Beteinu, del Shas, o de los nuevos partidos.
La próxima elección debe decidir entre la mentira y la verdad, entre la decencia o el engaño, entre los acuerdos de media noche o que los gobernantes acepten lo que el pueblo decidió en las urnas. Hay todavía algunos políticos que no se han ensuciado las manos y habrá otros que deben aparecer en estas circunstancias. Si no castigamos con nuestro voto a quienes se burlan de nosotros estamos destinados a vivir sometidos al engaño por siempre. A partir de ello nada de lo que se haga tendrá validez, nadie creerá en nadie, nadie saldrá inmune de los acontecimientos decida lo que decida.

Ningún político debe arrogarse el poder absoluto en Israel

No podemos dejar de ver lo que pasa en los países en los que un iluminado dirige y decide todo lo que se hace.
Nos jactamos de ser la única democracia del Medio Oriente pero la estamos destruyendo con estas acciones. Nadie puede proclamarse dueño de las decisiones que nos afectaran a todos. Estamos a la víspera de una posible guerra y quien va a decidir si nos embarcamos o no en ella debería contar con el consenso de la mayoría. Desde hoy, el gobierno cuenta con una mayoría forzada y ficticia que no responde a los verdaderos deseos de los israelíes. Por lo tanto carece de legitimidad. Puede ser que tenga legalidad, porque se utilizan todos los recodos de lo que no está previsto en las leyes para amoldar las cosas como convenga. Pero la democracia es otra cosa. Cuando pienso que “la política es el arte de lo posible” me refiero a otro arte, al arte de consensuar, de discutir ideas, de acordar proyectos, de discutir en lugar de agredir y de llevar los temas más importantes del país a buen término. Hoy podemos decir que “los políticos son el arte de lo imposible”. Están haciendo todo lo necesario para arruinar la democracia de la que hoy gozamos.
El pueblo israelí enfoca sus preocupaciones principalmente hacia la seguridad, pero no podemos confiar en la seguridad que nos pueden dar quienes actúan de esta forma.
Cuando llegamos al país, (casi todos hace más de 10 años), nos enseñaron la palabra “sablanut”, (paciencia). Nuestra paciencia deberá durar como máximo hasta las próximas elecciones. Cada uno tendrá que decidir cómo quiere vivir, si los principios y los valores son más importantes que la mentira y el engaño. De eso dependerá el país que dejaremos a nuestros hijos.
Sr. Netaniahu, no cuente conmigo. Los ciudadanos tendremos la palabra en el momento de votar.