Permitir la integración a la sociedad de las familias mixtas

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Israel debe tratar de implementar “la asimilación al revés”

 

Los judíos nos quejamos en forma permanente por la asimilación que afecta en forma importante la continuidad del judaísmo en el mundo. Es un fenómeno comprobable y real, pero “nadie elige donde nacer”. Cada persona se desarrolla y actúa según lo que le tocó en la vida y eso no puede representar bajo ningún concepto una falla, una deserción o un delito de tipo étnico ni religioso.
La emigración obligada de los países europeos provocó un desembarco forzoso de los judíos en condiciones extremas y por motivos que fueron imposible manejar en forma individual. No siempre bien recibidos han logrado sin embargo en todos los países formalizar relaciones y amistades fuertes con las personas del lugar, lo cual no sólo era justificable sino también necesario. Algunas familias de esa época han tenido la fuerza de voluntad de agruparse y formar instituciones de la comunidad, de mantener una vida judía más plena, con lo que se redujo la posibilidad de asimilarse a la población del país que los recibió.
Otros han ido adaptándose a la situación que les tocó vivir, intercalándose y relacionándose de forma mas profunda con su nueva vida. En la mayoría de los casos no dejaron de sentirse judíos pero sí se alejaron de las sinagogas y de las exigencias de la religión en su vida diaria. Enviaron a sus hijos a las escuelas públicas o privadas del país, realizaron actividades y participaron en las tradiciones del sitio en que vivían armando su círculo de relaciones en ese ámbito. Si miramos cada una de nuestras familias, la de nuestros amigos o de otras personas, podemos observar con quienes nos casamos.
Nuestras novias o novios fueron conocidos en nuestros sitios de estudio, en nuestro barrio, en nuestros trabajos, en nuestras actividades sociales o recreativas. Esa es la manera en que se va formando una sociedad, en que nos interrelacionamos formando familias y creando descendencia. Por lo tanto, no debemos extrañarnos de que un hijo de familia inmigrante judía nacido en esos países termine casándose con una persona no judía. Las instituciones comunitarias de la diáspora se han constituido a veces en grupos cerrados donde el acceso no era fácil y aun ingresando se producían enormes diferencias que alejaron de sus filas a muchas activistas.
Si vivir o sobrevivir dentro de lo que se puede, tratando de ser buena persona, respetar a los demás, estudiar, trabajar, relacionarse, tener una pareja y casarse, es un error, pues sólo de esa forma podríamos entender el juzgamiento de este hecho. Hay situaciones que han llevado a la parte judía a una vida absolutamente alejada del judaísmo, renunciando a toda su historia, la de sus padres y sus antepasados. Sin embargo, en muchos otros casos ha sido a la inversa. La parte judía trajo a su pareja y formaron una familia judía casi tradicional, generalmente no religiosa aunque en algunos casos incluso religiosa.
Así lo demuestra la cantidad de candidatos a la conversión que han estudiado todo lo necesario para lograr integrarse al judaísmo en forma completa y dar a su familia una educación judía total. ¿Cuantos matrimonios mixtos viven hoy en Israel? La mayoría respetan las tradiciones judías, envían a sus hijos a las escuelas israelíes, las que aun no siendo religiosas tienen como materias de estudio la Torá y el judaísmo. Los niños llevan a casa toda la esencia y la historia judía que se va colando por cuanta rendija se encuentre y poco a poco, la casa familiar se va convirtiendo en un hogar judío.
Cuando hablamos de la asimilación, siempre hablamos de pérdida. Cuando un hijo se nos casa podemos pensar negativamente que algo se va de nuestra vida. Sin embargo podemos recibir con alegría a su pareja e integrarla a nuestra familia, lo cual nos dará mucho mas satisfacción y beneficios que la pérdida de un hijo. En el caso de las parejas mixtas tenemos la posibilidad de recibir a la parte no judía en nuestro seno en lugar de expulsar al judío por su acción supuestamente equivocada.
Es cierto que las leyes religiosas no son fáciles de cambiar, que tienen la legitimidad que le da el tiempo y el poder que le da el ser eternas. Sin embargo en el contexto “Judaísmo-Israel (país de los judíos)” las cosas deberían verse de otra forma. Para comenzar, tendríamos que definir si Israel es el país solamente de los judíos que siguen a rajatabla las normas religiosas. En ese caso no hay mucho que hablar y todo lo mencionado anteriormente pierde importancia. Esta claro que la mayoría de la población del país no entra en esos parámetros y deberíamos saber si tienen derecho a definir y determinar en el porcentaje que les corresponde algunas cosas importantes de su futuro.
Nuestro país se encuentra en un constante peligro de desaparición, ya sea por ataques reales de nuestros vecinos y no tan vecinos, por el crecimiento demográfico de la población no judía


que celebraría terminar con nuestro estado o por la propia comunidad internacional que cada día es mas propensa a los reclamos palestinos y más lejana a los derechos de nuestra nación.
El crecimiento de la población no se está realizando como sueñan quienes quieren un país poblado sólo por judíos. Es importante que sea conformado por judíos religiosos y laicos y también por gente que nos quiere aun que no sean judíos. Nuestras fronteras son altamente permeables; cada día hay más ilegales, que ingresan de diferentes formas y mediante distintas artimañas. Algunos de ellos representan real peligro para nuestra integridad y la de nuestras familias.
También observamos que la población árabe de Israel llegará en unos años a cifras que de tener los derechos naturales de cualquier ciudadano de un país democrático pueden hacerse del Gobierno y de las decisiones en tiempos no demasiado lejanos. Es seguro que podemos instrumentar otra forma de que personas de bien vivan con nosotros sin que se pierda por ello que el país siga siendo el único lugar en que nuestros derechos judíos no sean avasallados.
También en Israel muchos judíos se alejan del judaísmo, lo cual hace que el problema no sea solamente un asunto de la diáspora.

Integrar a los no judíos con familia judia
Deberíamos implementar “la asimilación al revés” y recibir a las personas cuya pareja es un judío para integrarlas a nuestra comunidad, a nuestras tradiciones y a nuestra vida judía. En todo caso se pueden tomar precauciones dando responsabilidad a uno de los miembros sobre todos los actos de su pareja y cualquier cosa que pueda perjudicar al país, al resto de la población, su seguridad y sus tradiciones.
Estoy cansado de tener que convivir en Israel con personas que no nos quieren y nos quieren eliminar de la faz de la tierra. Por eso, separar o prohibir a quienes sí nos aprecian me parece un error imperdonable.
La necesidad de población hizo que muchos Gobiernos anteriores abrieran las puertas a personas que llegaron por medios no muy claros y con derechos que posiblemente no les correspondían. No vemos que el Gobierno actual haya hecho nada en ese sentido y cada día entra más gente sin documentación en regla al país. ¡Seguro! Sobre ellos que no son nada ni nadie porque no tienen un misero papel que los acredite, no hay reglas religiosas que valgan, por lo menos hasta que se empiecen a casar con nuestra gente en un futuro.
Es preferible otorgar permisos en forma ordenada y por derecha. Recibir a quien se está integrando por medio de su familia a nuestra forma de vida y no a quienes entran al país por trampas o leyes mal aplicadas o por la especulación de quienes necesitan conseguir trabajadores para las cosas que nadie quiere hacer. La forma de ganar y de no perder judíos en el mundo actual y futuro es “la asimilación al revés”. Los que manejan el tema deben darse cuenta que el tiempo ha pasado y juega en nuestra contra.
No se puede desconocer lo que le ha pasado a los judíos en la historia; no pueden dejar de reconocer el proceso posterior al terrible Holocausto; no pueden ignorar que hubo que sobrevivir a la tragedia de la forma que a cada persona o a cada familia le toco. El adaptarse a los nuevos sitios fue algo natural y quizás necesario. Si no pueden reconocer esta situación real nadie podría legitimizar sus acciones religiosas en el futuro y mucho menos imitarlas.

Israel nació para quedarse


Los rabinos deben dar el ejemplo. Ellos han estudiado la Torá, han dedicado su vida al conocimiento y son los que pueden transmitir a la gente lo positivo de una vida espiritual. Deben analizar nuevamente su posición ante estas situaciones y permitir de algún modo la integración de las familias mixtas y sus hijos a la vida judía. Bienvenida la gente buena que hay en el mundo y los que formaron pareja y familia con un judío, para que nos ayuden a defendernos de quienes nos tiran misiles, de quienes apoyan acciones en nuestra contra desde los mas diversos foros, de las instituciones mundiales y las falsas organizaciones de derechos humanos.
El judaísmo de todos tiene claros principios humanos que nunca van a ser anulados y la determinación de seguir existiendo. Israel nació para quedarse y no podrán borrarlo del mapa por más misiles y odio que nos manden. Todos juntos de una vez por todas debemos estar listos a defender nuestros derechos. Podemos construir el gran Israel, un gueto cerrado para quienes cumplan a rajatabla con las normas religiosas, o podemos hacer de Israel un gran país, el país donde los judíos pueden vivir en paz, desarrollar sus creencias con libertad y no ser perseguidos, aunque vivan en él judíos laicos y otras personas que no sean judías que quieran compartir con respeto nuestro destino de desarrollo espiritual, familiar, cultural y material.