EL CUENTO DE LA BUENA PIPA

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EL CUENTO DE LA BUENA PIPA

una historia de nunca acabar

Autor: Bernardo Ptasevich

Las personas que no se tapan los ojos con su preferencia política, están indignadas con la forma en la que el Primer MInistro de Israel ha negociado la coalición de gobierno. Pero hagamos un ejercicio sencillo. Supongamos que Herzog, el candidato opositor hubiese sido designado por el Presidente para formar gobierno. Quién nos asegura que no hubiese hecho algo similar?  Los partidos y candidatos también iban a exigir cargos a cambio de su apoyo e iban a pedir beneficios para sus sectores. Ya pasó en ocasiones anteriores cuando Tzipi Livni no acepto esas demandas perdiendo la oportunidad de ser Primer Ministro. Sus detractores y simpatizantes de los partidos de derecha aprovecharon la ocasión para acusarla como incapaz de formar gobierno. La realidad es justamente lo contrario, hay que reconocer su valor de resignar el cargo más alto de la política del pais por no acceder a los chantajes. Las cosas no se ven igual desde todos los puntos cardinales. Todo depende del lugar en que estamos situados. Es por ello que sobre una misma situación vemos el vaso medio vacío o medio lleno. Cada uno defiende lo que hacen los candidatos en los que cree pero debe haber límites. El apoyo no puede ser incondicional cuando la realidad nos muestra errores o equivocaciones serias. Muchas veces el fanatismo o amor extremo sobre un lider no nos permitan entender la realidad. Cualquier candidato que hubiese realizado negociaciones inmorales generaría las mismas reflecciones incluso si yo lo hubiese votado. No se trata de demonizar a un político o gobernante, lo que está en discusión es un mecanismo inmoral que al parecer permite la ley. Pues entonces hay que cambiar la ley, porque una ley que permite acciones inmorales no debería ser válida. Pero hay un problema. Los que usan esos vericuetos o agujeros negros de la legalidad van a querer cambiar algo que les ha sido tan útil? No se trata de desconocer resultados electorales, ni de cambiar el sistema democrático. No hay que anular las elecciones ni dejar de reconocer que 25 % de los electores quiere a Benjamin Netanyahu dirigiendo el país, (30  mandatos son el 25 %  de los votantes, ni siquiera de los ciudadanos totales). Su fracción política se adjudicó el derecho de dirigir las negociaciones para formar gobierno, pero debe hacerlo en forma correcta, la misma que debe usar para gobernar durante el periodo. La utilización de trampas o artilugios no agregan credibilidad a quien debe ser un ejemplo para todos los ciudadanos ya que no sabemos cuando y en qué circunstancia las volverá a usar. Tampoco se pueden desconocer los mandatos de las otras agrupaciones en forma proporcional a los votos recibidos. La Knesset es el fiel reflejo de lo que el pueblo voto y eso no esta en discusion. Pero hay que erradicar las avivadas, el uso de los mecanismos perversos o la inmoralidad que representan, lo cual no es propiedad exclusiva de Bibi Netanyahu. O cambiamos la ley para que no haga falta negociar el poder de esta forma o seguiremos como hasta ahora haciéndonos el cuento de la buena pipa. * “ yo no te digo ni que sí, ni que no, solo te digo si queres que te cuente el cuento de la buena pipa”

* Moraleja          La verdad no siempre es lo que queremos escuchar, y sin embargo no hay que dejar de buscarla, aunque después hagamos de cuenta que nunca nos la dijeron.