Autor Bernardo Ptasevich Editorial para Aurora Israel
Consiguen unir a sus enemigos a pesar de las diferencias
Cuando creemos que ya hemos visto toda la maldad que hay en el planeta, aparece algo mucho peor y más sangriento. Siempre la vida queda en segundo plano, la libertad termina siendo un arma en favor de los malos, la democracia resulta débil para combatir a los que no la quieren, y los derechos son pisoteados por grupos carentes de remordimientos que se manejan con códigos diferentes. Dos culturas, dos civilizaciones diferentes. Los que quieren vivir en esta época y los que se aferran a vivir en ese pasado violento de conquistas y conquistadores, de adoraciones violentas y creencias inhumanas, de intolerancia y de muerte.
El Estado Islámico ha cambiado el panorama del Medio Oriente con sus espantosos crímenes y la publicidad de sus crueles ejecuciones. Todo lo que antes estaba separado, por ideas y causas irreconciliables, comienza a unirse en un tejido de telaraña impensable sólo unos meses atrás. Si bien las diferencias y los problemas no van a desaparecer, el nuevo Califato ha logrado mucho más que todas las conversaciones y discursos vertidos durante años en la ONU y que todas las gestiones diplomáticas de cuanto Embajador o representante de las potencias se hayan realizado. Este giro en las relaciones mundiales (ante la aparición de un enemigo común que amenaza al mundo) puede ser una nueva oportunidad para poner sobre la mesa otros asuntos que también requieren de entendimientos pero sin descuidar otras graves amenazas, como el terrorismo en general y especialmente el proyecto nuclear de Irán.
El peligro de la diversidad
La diversidad es muy buena cuando hablamos de ideas, pensamientos u opiniones, pero en este caso no da la sensación de ser positiva. Son tan diferentes los integrantes del nuevo frente formado para combatir al Estado Islámico que ni siquiera podemos presagiar un buen final para esta operación. Quizás todo dure hasta que el peligro inminente desaparezca pero a partir de ese momento van a aflorar las verdaderas contradicciones. Hay cosas puntuales que unen, en este caso los islamistas fanáticos, pero al final del camino el núcleo de cada parte no va a ceder en sus postulados básicos. Países que apoyan al terrorismo con armas, dinero y logística parecen decir que no todo el terrorismo les da igual. Cuando aparece uno que afecta sus intereses particulares no tienen objeción en sumarse a luchar contra ellos mientras paralelamente no dejan de apoyar a los grupos tradicionales que no representan un peligro a sus arcas y su poder. Por el contrario van a seguir alimentando su crecimiento y apoyando sus acciones porque para ellos existe otro enemigo común que es Israel. Hoy se mezclan las dictaduras y las democracias del mundo porque todos corren peligro. Todos en la misma bolsa de gatos como si el pasado de cada uno fuera imaginario.
El odio a Israel en segundo plano
Solamente por el momento y ante esta circunstancia límite el odio a Israel quedará por un tiempo corto en segundo plano. El deseo de hacer desaparecer a lo que ellos llaman la Entidad Sionista es un aglutinante tan fuerte como el que hoy provoca a muchos la amenaza del ISIS. Es difícil imaginar que los Estados Unidos y muchos de sus aliados puedan ¨tragarse este sapo¨ una vez debilitadas las fuerzas del Estado Islámico. Parece improbable que las acciones emprendidas vayan más allá del objetivo. Tienen hoy una meta no demasiado ambiciosa que se conformará con debilitar a los fundamentalistas y ni piensan en la posibilidad destruir totalmente el proyecto del Califato. Cuando los gobiernos de la coalición crean que sus acciones serán soportables para la opinión pública mundial todo volverá al punto anterior. Que Irán y Siria sean candidatos a sumarse al grupo encabezado por los Estados Unidos son la muestra de que algo no muy normal esta sucediendo. Es posible que sin la ayuda de estos dos ¨Enemigos¨ sea más difícil lograr los objetivos, pero quien puede creer que ellos ayudaran sin tener un beneficio por ello? Ese beneficio puede ser muy peligroso en un futuro a corto y largo plazo. El Presidente Assad espera conseguir tolerancia para su poder y su gobierno, mientras el gobierno de Irán pretende un relajamiento de las sanciones vigentes que le permitan seguir sigilosamente con su proyecto nuclear.
Israel no aceptará permisos extras para Irán
Israel mueve su diplomacia en manos del propio Primer Ministro Benjamin Netaniahu y en trato directo con la cabeza de la coalición, el Presidente Barack Obama. La necesidad de contar con Irán en la lucha contra el Estado Islámico no debe abrir las puertas a la continuidad del proyecto nuclear que no ha sido desactivado ni mucho menos. El gobierno israelí deja en claro que no permitirá un avance en ese sentido. Altos mandos militares han declarado que Israel puede actuar en forma directa si se siente amenazado. Ataques aéreos israelíes que busquen la destrucción de las instalaciones nucleares de los iraníes no ha sido para nada descartados de los planes si la opcion de las negociaciones fracasa o toma otro rumbo.
Los récords del Estado Islámico
Haber logrado unir países tan disímiles y que en algunos casos estuvieron a punto de enfrentamientos directos no es el único récord de los fundamentalistas. Las masacres en masa, las ejecuciones de cientos de personas y su exhibición pública a través de las redes sociales son quizás su mayor marca y su récord más detestable. El horror y el asco que provocan sus videos solo pueden compararse en volumen al miedo que tratan de inculcar a los ciudadanos de Occidente. Sus enemigos, los infieles, saben ahora a que se exponen. Cualquiera que no acepte sus normas y creencias puede ser degollado o fusilado como nos muestran sus producciones fílmicas. Mirarlas y saber que no esta en nuestras manos hacer nada para cambiar esa realidad es por lo menos desconcertante. Han logrado frustrar a los ciudadanos ante la presencia de tanta maldad y crueldad, ante tanta injusticia. No sabemos si podemos confiar en la tarea emprendida para cambiar esta realidad, pero no tenemos muchas opciones. Las personas comunes que habitamos este mundo no tenemos el poder ni los medios para actuar. Dan ganas de pegarle a la pantalla de la computadora o al televisor pero es solo una fantasia. No se si el mundo esta preparado para soportar tremenda tensión. Las ciudades se destruyen, las personas mueren y dejan millones de resentidos sedientos de venganza, el mal se multiplica y el resto observa sin poder actuar ni saber como hacerlo. En este camino pronto no va a quedar nada en pie, ni las cosas materiales ni las personas. Un grupo de fanáticos se quiere quedar con la vida de todo el planeta, con la cultura y la historia de la humanidad, con la fe de las personas, con su alma y con su cuerpo. Todavia no son tantos como para no poder enfrentarlos. Si se permite su crecimiento ya no habra solucion. Resta solo esperar que haya resultados favorables en las acciones emprendidas aunque todo lo que se haga representa también muerte y destrucción. Es una paradoja, pero “para poder detener la destrucción hay que destruir y para enfrentar la muerte hay que matar.”