FISCAL NISMAN. LA COPIA NUNCA ES IGUAL AL ORIGINAL

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Autor: Bernardo Ptasevich

Una futura presentación en el Congreso o en la Justicia con todo el material que disponía el Fiscal Nisman no tendrá la contundencia que veríamos en manos de quien es el autor, el investigador y el que sabía cada detalle de lo que ese material significa.

Estamos además ante la increíble posibilidad de que esas presentaciones puedan quedar en manos de amigos de los propios imputados. Aún en caso de que esto no suceda, la copia nunca será igual al original.

Quiénes están dispuestos a matar y en qué circunstancias

No hay y difícilmente haya pruebas de lo sucedido, pero sí se puede razonar e imaginar escenarios posibles. Tiene mucha lógica pensar que una persona o grupo de personas que se sienta acorralada, antes de que suceda lo inevitable esté motivada para hacer desaparecer al culpable de todos sus males. Cuando hay un crimen lo primero que se analiza es a quién podría interesarle esa muerte y los motivos. Esta claro que los imputados o parte de ellos y también quienes se podrían ver involucrados posteriormente tendrían más que motivos para hacerlo. Pero para quienes ni soñamos en matar a otra persona nos resulta inexplicable que alguien sea capaz de ello. Hagamos un paralelismo con una guerra, un campo de batalla en el que está en juego tu vida. O como en estos casos, lo que crees que es tu vida, porque quedaría en evidencia la corrupción y hechos que configuran delitos graves de la más diversa índole. Él o nosotros. Eso es lo que viene a mi cabeza cada vez que trato de buscar explicaciones a lo sucedido. Eso es lo que imagino. La disyuntiva «él o nosotros» parece haberlo planteado una asociación de personas que luego tomaron la decisión de desaparecer el fiscal.

No hay peor ciego que el que no quiere ver

Es intolerable la presencia de allegados en el lugar del crimen. Nadie explica qué hacía el Sr. Sergio Berni, Secretario de Seguridad de la Nación, funcionario leal e incondicional al gobierno, en el apartamento de Nisman antes de la presencia de la fiscal y la jueza. El dice que fue para cuidar que nadie toque nada. ¿Y si yo no le creo?, ¿y si ustedes no le creen? La justicia tiene que investigar. No creo que Nisman tuviera solo papeles en borrador y marcadores arriba de la mesa. Cualquier persona que tiene que dar un examen, hasta un joven estudiante, no tiene solamente papeles sueltos en los que da los últimos toques a su presentación. Es seguro que había allí carpetas formales y otros materiales, algún maletín o algo en que transportar las pruebas que iba a exhibir al día siguiente. Si alguien se los llevó, El Sr. Berni tiene que saberlo porque estuvo allí.

Lo legal antes que lo humano

Durante una hora o más, según contó el mismo Secretario de Seguridad de la Nación nadie se ocupó de saber si el Fiscal estaba muerto. El mismo le dice a la fiscal que aunque se disparara un tiro quizás está vivo, pueda estar agonizando. Pero fue tal la obsesión de lo legal, el miedo a ser acusados de algo, que no hicieron lo que cualquier ser humano hubiese hecho, asistir a la persona que estaba en el suelo al ver la sangre. Allí se produjo una falta de asistencia colectiva más allá de que los resultados fueran a confirmar la muerte. El propio Berni dice que lo desesperaba que no entraran a ver si estaba
vivo o muerto. Dice que a los fiscales y los jueces les preocupa más los asuntos judiciales que los procedimientos médicos. Si alguien está tirado en el suelo, no lo toques, te meterás en líos. Eso va totalmente en contra de las normas humanitarias de asistencia. No hay peor ciego que el que no quiere ver, y parece que en este caso ciertos individuos no quisieron ver nada, posiblemente porque sabían de antemano lo que le hicieron a Nisman.

Muerto el  perro se acabó la rabia

Así dice el refrán y puede ser que sea cierto otra vez. En general los refranes tienen mucho de verdad y son muy aplicables. El tiempo se encargará de borrar todo o parte de lo sucedido, por lo menos la erosión hará su trabajo silencioso privándonos de saber toda la verdad. Han matado a quien podía esclarecer una de las etapas más sórdidas y negras de la vida del país. Han matado también el alma de los argentinos, han matado su confianza, su fe y su esperanza. Si pensamos que algo podría cambiar al conocerse la verdad, esto ya no va a suceder. Lamentable fin que nos demuestra que los poderosos e inescrupulosos tienen la palabra y el destino de nuestra vida en sus manos. Ellos deciden todo, incluso cuando se vive y cuando se muere. Tendrá que pasar mucho tiempo, mucha agua bajo el puente, hasta que lleguen nuevos dirigentes que no estén contaminados por el odio y por la obsesión de ser dueños de todo. Tendrán que llegar nuevas generaciones que vayan olvidando estos negros episodios. La generación actual ya no tendrá una vida normal. Su existencia estará marcada por siempre debido a este y otros hechos no esclarecidos por la justicia.

Herencia y legado para las próximas generaciones

Dejamos por ahora una mala enseñanza a los hijos y los nietos. El que tiene poder hace lo que quiere. No importa lo que hagas para conseguir poder y eso está bien. No importa lo que tengas que hacer, lo principal es mantener el poder. Se puede cometer delitos. Robar o matar esta bien, siempre que no te agarren o te lo puedan probar. Haz tu vida, la de los demás no importa. Si tienes mucho dinero vas a comprar lo que quieras, incluso la felicidad. Destruye a tu enemigo, literalmente, si eso te permite seguir haciendo lo que quieres. La felicidad es tenerlo todo, lo mío, lo tuyo, lo de ellos. Más propiedades, más autos, más cuentas en el exterior, más dólares, más y más. La sociedad sólo existe si puedo usarla en mi beneficio. La comunidad es problema de ellos, la familia no interesa, los conocimientos no son necesarios, estudiar es una pérdida de tiempo. Votar es como sacar la entrada para ir a una fiesta. Las elecciones son la fiesta. No vale la pena saber lo que pasa, la vida está en la TV, en las telenovelas, los reality shows y el fútbol. Participar es una pérdida de tiempo. Para qué votar si son todos iguales. Las utopías han muerto al igual que las personas que creían poder cambiar el mundo. El Fiscal cometió un solo pecado, creer que podía confiar en otras personas. No entendió el funcionamiento de la sociedad actual y hasta dónde podían llegar los mecanismos del poder. El creyó que era posible. No se lo permitieron, no se lo iban a permitir. Ser libre, honesto, leal, valiente, pelear por lo que uno cree justo, es hoy algo prohibido que se paga con la vida. Murió por sus convicciones. Cada persona es única e irrepetible. No hay ni habrá otro Fiscal Alberto Nisman. Que en paz descanse.

fuente:aurora