UN ENEMIGO FANATICO Y FUNDAMENTALISTA

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Occidente debe despertar antes de que sea tarde

Bernardo Ptasevich

Nuestro enemigo no es la población de Gaza. Nadie puede decir que ellos serán nuestros amigos, pero no deseamos hacerles daño, ya tienen bastante con soportar las vejaciones a que los somete la organización terrorista Hamás.
Para analizar lo que sucede, no puedo ponerme en el lugar de un ciudadano de Gaza por el simple hecho que no he recibido la misma educación que ellos y por lo tanto mis conceptos sobre las cosas son diferentes. Mientras en mi escuela primaria, que no fue en Israel, me enseñaban la tolerancia y el respeto como algo fundamental en la vida, a ellos le enseñaron que matar judíos era el leitmotiv de su existencia y que matarse a sí mismo o entregar sus hijos a la muerte era un regalo de Alá, quien los iba a compensar una vez que dejen esta Tierra. Sería cínico decir que entiendo lo que sienten porque no lo entiendo. Pero hoy pasa por mi mente la idea de que en estos momentos, muchos de los que antes acompañaban al Hamás verían con agrado que su enemigo Israel los librara de las acciones aberrantes que tienen que sufrir a diario desde que la organización terrorista tomó el poder en la Franja de Gaza.

Desvían millones en beneficio propio

Los habitantes de Gaza empiezan a advertir que los líderes de Hamás solo proporcionan tragedias y angustias. Desde llevar a Israel a una guerra que no desea pero que en el terreno produce innumerables víctimas, hasta robarse la mayoría del dinero de las ayudas confundiéndolo con su propio capital, ese que luego utilizan en su provecho. Tienen demasiadas inversiones personales y familiares en países donde las propiedades valen fortunas. Una gran parte de las jugosas donaciones que reciben desde todo el mundo para mejorar la vida de los habitantes y para ayudar a la creación de un Estado Palestino se evaporó por esa vía. Del resto, la mitad tuvo destino para comprar armas, misiles, explosivos, y para construir puentes subterráneos. Solo un pequeño porcentaje se utilizó para la comunidad, fundamentalmente para aceitar la máquina de publicidad de Hamás, pagando empleados que son sus matones, creando cargos innecesarios para premiar la lealtad de los que se convierten en terroristas a su servicio. ¿Qué pueblo puede estar contento con dirigentes así? Jugaron con la ignorancia de un pueblo adoctrinado. Pero hoy día, las redes sociales, Internet y la información van llegando incluso a la gente con menos preparación y estudio. Por ese motivo Hamás va a perder poco a poco el apoyo de gran parte de quienes fueran sus seguidores.

Te doy dinero que necesitas y me das la vida de tu familia

No hay elección posible. Un habitante de Gaza no puede decidir lo que quiere hacer. Cuando vienen a hacer un túnel debajo de tu casa o a guardar explosivos, no hay negativa posible. Hay quienes aceptan porque están de acuerdo, pero son los menos. El resto es obligado, nadie puede sacar los pies del plato. Una vez que son carne de cañón, el destino está echado. O pueden morir en un ataque israelí que dispara contra las lanzaderas de misiles o los mata el Hamás, no hay escapatoria. Solo pueden elegir cómo morir. Es cierto que no hay dónde escapar, pero tampoco hay cómo escapar, no te lo permitirían. Han ejecutado a decenas de habitantes con el pretexto de que trabajaban informando al enemigo cuando la mayoría de ellos simplemente ya no estaba de acuerdo en soportar esas extorsiones. Mientras tanto y a la espera del final, las familias reciben ayuda que les permite vivir, una ayuda que es como tomar una aspirina cada día sabiendo que tu enfermedad es terminal.

Estamos en guerra contra el fundamentalismo

La civilización occidental está en grave riesgo. Quien crea que sólo Israel corre peligro no está leyendo bien los acontecimientos y no interpretó bien los hechos de los últimos años en el mundo. Su inconciencia tendrá un precio muy alto a la hora de la verdad. Los terroristas no quieren matar únicamente a los judíos y tirarlos al mar, no solo quieren la tierra de Israel. Ellos tienen el objetivo de dominar el mundo con su Yihad y su intolerancia. Para ello no tienen reparo en asesinar cruelmente a todos los infieles. Sí señor, señora, ustedes que son cristianos, son infieles para el terrorismo islámico, usted amigo que es ateo junto a su familia, no tiene derecho a vivir según ellos, y usted que no está dispuesto a convertirse al Islam y a ser un esclavo de sus líderes, es un infiel y firme candidato a ocupar pronto el lugar de los judíos. Israel es el primer escalón, luego viene toda la escalera. Si los terroristas fanáticos logran traspasar el primer escollo, el resto será pan comido. Están infiltrados en las organizaciones que deberían impartir justicia en el mundo, en las que deberían ayudar a resolver los problemas del planeta, en los medios de comunicación mundial, en los países de Europa y cada vez más en América Latina. Los gobiernos afines y los extremadamente tolerantes lo han permitido. Hoy ya es tarde para volver a punto muerto, pero no es tarde para despertar.

 Mundo occidental: despertar y defenderse

Despierten amigos, sáquense por un instante el odio a Israel y los preconceptos frente a todo lo judío y empiecen a defenderse ustedes mismos, porque mañana será tarde. La civilización occidental con sus defectos y virtudes está en juego, su forma de vida, la que ustedes eligieron y los fanáticos quieren cambiar a la fuerza por el Islam. Respeto a quienes profesan cualquier religión, a la gente de cualquier raza, a las personas de cualquier país sin importar el color de piel. Respeto al que se opone a mis ideas pero lo hace de buena fe. Sin embargo no puedo aceptar las imposiciones del terrorismo. Pienso que la paz es la mejor solución, pero hoy «estoy en guerra», una guerra de supervivencia, porque el mundo puede convertirse en un infierno. No quiero eso para mis hijos, para mis nietos, no quiero eso para ustedes que habitan en cada rincón del mundo. Las diferencias que tenemos frente a los problemas no nos pueden cegar como para no saber cuál es el enemigo común, cuáles son los peligros y las prioridades. Hay que desarmar al Hamás y a todas las organizaciones terroristas a tal punto que se genere el espacio para dejar la guerra. En ese momento habrá que cambiar las armas por la palabra y la negociación. Hoy no hay nada que negociar. Con fanáticos terroristas no se negocia, porque no cumplirán con nada, porque no quieren ni van a cambiar. Solo usarán cada paso que demos para buscar el momento propicio del golpe final y ese día no está tan lejano. Israel va a sobrevivir a este y otros intentos de agresión y exterminio. Que el mundo sepa que no es genocida el que se defiende de los genocidas que quieren eliminarlos de la faz de la tierra. Que el mundo sepa que Israel, basado en la razón de la mayoría de los ciudadanos occidentales, hace el trabajo que aunque no le guste debe hacerse. Si el Hamás no consigue otra vez un importante poder de fuego, si no va a tener los túneles asesinos, si se corta la ruta del abastecimiento de armas, habrá entonces una oportunidad para la paz entre los dos pueblos y que el resto de la comunidad occidental pueda corregir sus errores. Yo no quiero vivir bajo la Yihad islámica. Ustedes, en cada rincón del planeta, tienen que elegir. Ahora es el momento.