En Israel, los Ciudadanos Somos Libres

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Tenemos la suerte de vivir en el único país democrático de Medio Oriente. Una democracia imperfecta como la que gozamos es mejor que cualquiera de los regímenes que gobiernan los países vecinos donde sus ciudadanos sufren a diario las mayores vejaciones que podamos imaginar.
No está claro aún como operarán los cambios producidos por las revueltas pero el camino que se vislumbra no es muy alentador. No soy devoto de nuestro Primer Ministro y de hecho disiento con él desde el momento en que formó su gobierno con métodos legales pero no recomendables. Pero quierodestacar la libertad de la que puedo gozar en este bendito país. Puedo disentir con el gobierno, exponerlo, escribir sobre ello y publicarlo, sin que el medio para el que lo hago haya censurado jamás ni una sola expresión, sin que nadie lo haya presionado nunca para que lo haga. Difundo mis diferencias sin haber tenido un solo inconveniente ni reproche.

Ni el primer ministro Netanyahu ni sus colaboradores van a actuar jamás como lo hace el presidente Assad y sus secuaces. Imagino a un ciudadano sirio escribiendo como yo puedo hacerlo aquí, diciendo que Assad hace tal o cual cosa mal o proponiendo ideas diferentes a las del gobierno. En el mejor de los casos irá a la cárcel sin juicio alguno, sin derecho a defenderse,  quizás será torturado o posiblemente ejecutado.
El abuso de poder y la brutalidad del gobierno sirio se producen por la falta de libertad de pensamiento que ese y otros pueblos árabes han tenido durante décadas y la ausencia de un régimen democrático que pueda frenar sus excesos. La comunidad internacional por ahora hace silencio y deja librados a su buena suerte a los ciudadanos indefensos que puedan cambiar la realidad.