UNA MUERTE QUE ABRE LAS PUERTAS DE EUROPA A 120.000 REFUGIADOS
Autor: Bernardo Ptasevich
Quien no se conmueva al ver el cuerpo inerte de un niño pequeño tendría que mirarse al espejo para ver si en él se refleja un ser humano. Pero ¿qué es lo que pasa con los ciudadanos de este mundo que no les afecta saber los millones de niños que han muerto por diferentes motivos en el Planeta Tierra? ¿Es que todos los niños no son iguales y no tienen los mismos derechos, siquiera el derecho a la vida? La pobreza y las enfermedades se reparten una porción de las culpas por los decesos, las plagas y la falta de atención médica junto a gobernantes que no se ocupan del tema tienen otra gran cuota de responsabilidad. Las guerras de diferentes tipos a través de la historia, las limpiezas étnicas, las luchas por el poder, los enfrentamientos religiosos, y las masacres realizadas por terroristas fanáticos terminan de redondear un panorama tétrico, una visión que no quisiéramos tener. Sin embargo no hacemos nada para revertir la situación.
200.000 NIÑOS MUERTOS DURANTE TRES AÑOS DE GUERRA EN SIRIA
La reacción por la muerte de este pequeño, aun justificada y emotivamente correcta nos deja muy mal parados si tomamos en cuenta la alarmante inacción ante la muerte de casi 200.000 niños en la guerra de Siria. Esos niños también tenían derecho a vivir, tenían familia. Algunas de ellas quizás no han sido buenas con ellos ni se hayan ocupado lo suficiente, pero hay que estar en el lugar de esa gente, en el escenario de los hechos y en el contexto para juzgar en forma adecuada. Lo que está claro es que nadie con poder movió un solo dedo, que los asesinos de uno y otro lado siguen estando vigentes sin mostrar signos de arrepentimiento. Ellos no tendran jamas sentido de responsabilidad ni remordimiento de conciencia. Esas muertes masivas no han despertado la reacción que generó la muerte de un solo niño. Es que cuando sirve a los medios y a ciertos grupos de poder, la vida de un niño puede valer más que la vida de 200.000 niños. Trato de hacerles reflexionar sobre la disparidad de las reacciones que el periodismo provoca a su antojo. Los ciudadanos somos convertidos en una manada que nos dejamos manejar por las noticias y la forma en que se presentan. Repudio la muerte en sí misma, los asesinatos y por supuesto repudio la muerte de un solo niño pero sin dejar de condenar la muerte de cientos de miles de niños que también se han ido de este mundo.
MUEREN NIÑOS EN EL MUNDO MIENTRAS HACEMOS SILENCIO
Ya en 2012, UNICEF denunciaba que 180 millones de niños eran víctimas de desnutrición crónica y que 19.000 de ellos morían al día en el mundo por causas evitables. En diciembre del último año un ataque talibán contra una escuela tuvo un saldo de 132 chicos asesinados. El ataque ocurrió en Peshawar y es considerado el más sangriento de la historia de Pakistán. Aunque la mortalidad infantil en África ha descendido en el 2014 las cifras siguen siendo insoportables. Las muertes son manejada en estadisticas, numeros frios, sobre papeles fríos, en archivos fríos, de organizaciones vacías de contenido humanitario. Mucha gente cobra sueldos por contabilizar y no por evitar el deceso de tantos pequeños inocentes. Funcionarios acostumbrados a volver cada dia a su casa y dormir bien, que pueden disponer para sus hijos del bienestar que producen sus buenos ingresos. En los últimos años, el terrorismo borro el interés de los medios por las crisis alimentarias, la falta de medicinas y de atención médica existente por ejemplo en los países africanos. Hoy vende más mostrar cómo el ISIS degüella personas o poner énfasis en la muerte de un niño cuando esto representa solo una pequeña muestra de la tragedia infantil a la que asistimos.
OJALA ESTO SIRVA PARA DESPERTAR AL MUNDO DORMIDO
Mientras escribo, tengo ante mis ojos la foto de Aylan Kurdi, ese niño de tres años que quizás se convierta en el icono que despierte las conciencias dormidas. Es imposible mirarla y que la garganta no se haga un nudo, que no caigan lagrimas de dolor en las mejillas. Saber que esa criatura se le escapó de las manos a su progenitor mientras huían lo hace aún más trágico. Escuchar a ese padre pedir que se acabe la guerra, que no le pase a otros lo que a él le sucedió, en lugar de pedir venganza o muerte, nos da alguna esperanza. Tendemos a pensar que todos son iguales, a generalizar sobre si los sirios son malos, o los iraníes son los enemigos, pero esta es una muestra de que no todo es lo mismo. Pobre la gente que ha caído en manos de gobiernos corruptos y asesinos, crueles tanto para matar como para violar, ladrones de bienes y vidas humanas. Pobre gente que ha caído en manos de la mafia, esos que recibieron mil dólares por persona para llevarlos a una muerte casi segura. Estos piratas deben ser castigados. Pero quién lo hará si los que deberían impartir justicia son los terroristas que luchan de uno y otro lado para dominar la zona y hacerse de las riquezas del lugar? Hoy las noticias dicen que el ISIS capturó el último pozo de petróleo en Siria, lo cual va a traer una reacción muy grande, ya que fueron por el todo. ¿Cuántos niños morirán en esta nueva ofensiva, y cuántos civiles van a sucumbir a esas masacres?
EUROPA OBLIGADA A ABRIR SUS PUERTAS A LOS REFUGIADOS
La muerte de Aylan Kurdi ha puesto a los gobiernos en la disyuntiva de actuar rápidamente, pero no lo hacen por ser buenas personas. La situación con 120.000 refugiados golpeando a sus puertas y el descontrol los lleva a tomar decisiones. La Comisión Europea pretende obligar a sus miembros para que reciban un porcentaje de esos refugiados dependiendo de diferentes parámetros, como ser su capacidad económica, la cantidad de personas recibidas anteriormente y otros que van a determinar las cifras para cada Estado. Con Alemania deberá absorber 31.000 refugiados, Francia 24.000 y España 12.000, quedando otros 53.000 a repartir en cifras menores entre Polonia, Holanda, Rumania, Bélgica, Suecia, Austria, Portugal, La República Checa, Finlandia, Bulgaria, Eslovaquia, Croacia, Lituania, Eslovenia, Letonia, Luxemburgo, Estonia, Chipre y Malta. Como se ve son muchos los países que van a participar de esta operación a los que se sumarán algunos voluntarios en cantidades muy pequeñas y simbólicas. El Reino Unido, Irlanda y Dinamarca no están obligadas a recibir refugiados. Mientras tanto, Italia, Grecia y Hungría repartirán parte de sus refugiados actuales entre los países nombrados anteriormente. Ojala la gran mayoría de los 120.000 que piden asilo sean realmente familias que escapan y que haya solo un mínimo de terroristas infiltrados entre ellos. No se sabe cuántos, pero que los hay, los hay. Una solución de urgencia para un problema que requiere soluciones globales entre las cuales derrotar al terrorismo es la prioridad absoluta que nadie quiere encarar.