¿Y ahora qué hacemos? ¿Nos dejamos llevar por las encuestas y seguimos al rebaño o reflexionamos sobre las diferentes posibilidades que nos ofrecen otras opciones? Debemos pensar y opinar por medio del voto. No tenemos muchas oportunidades de hacernos escuchar, de objetar las cosas que no nos gustan, de reclamar los derechos que nos corresponden.
El sistema democrático, aún imperfecto, nos da esa posibilidad que no debemos desperdiciar. Votar por miedo o una supuesta seguridad es un error muy grande. Nadie nos puede garantizar seguridad así como nadie va a regalar lo que es del Estado de Israel.
Hay muchas etiquetas que confunden. Que la derecha nos defenderá mejor, que la izquierda va a regalar el país, que el centro es débil y va a permitir a nuestros enemigos avanzar sobre nuestro territorio. Nada es a priori totalmente cierto ni absolutamente falso.
Si creemos que nuestros gobernantes y otros que aspiran serlo desean hacer mal a Israel no podemos vivir aquí. Lo que existe es una gama de ideas y acciones rozando extremos que nunca son buenos. Los errores que se cometen siempre tienen un precio, nada es gratis en la vida. Hay demasiada obsesión por el poder, motivo por el que las personas se equivoquen mucho mas seguido si se creen omnipotentes e invencibles.
La seguridad no debe depender de los políticos de turno
No es verdad que solamente un hombre nos pueda salvar de los enemigos. Si fuera cierto que Netanyahu es el único capaz de brindarnos seguridad el país estaría en un grave peligro. En caso de sufrir problemas de salud, o no estar disponible por cualquier otro motivo quedamos expuestos y ningún otro gobernante estaría capacitado para hacerse cargo de la situación.
El país tiene un ejército fuerte, equipado y con muchos adelantos tecnológicos que puede ser la envidia de muchos. Los errores cometidos en las últimas operaciones contra los terroristas obedecieron a decisiones políticas y no a una mala actuación de los soldados y sus superiores.
El sistema israelí en el que todos se preparan para la defensa es la garantía de la seguridad en la medida que no sea interferido por órdenes que van y vienen. Vamos a la guerra si los gobernantes están motivados. Nos retiramos de ella antes de cumplir la misión cuando las presiones o los temores aparecen, todo en cuestión de horas o días
Votar por el futuro
La vida en Israel vale la pena. Ser israelí es un orgullo y eso ocurre por todo lo que hemos logrado entre todos. A lo largo de estos años muchos israelíes nos regalaron sus inventos, su creatividad, su ciencia, su sabiduría y sus conocimientos emanados del estudio, el razonamiento y la capacidad. El país se formó y creció en base al empuje de emprendedores que no dudaron en arriesgar, en creer que podían hacer las cosas que dedicaron tiempo y
En pocos días debemos elegir a quienes guiarán nuestras acciones por los próximos años. Las encuestan dicen que Netanyahu tendrá votos suficientes para que se le encargue formar gobierno pero también nos indican que el principal motivo que tienen esos sufragios es el temor y la seguridad.
Tenemos que elegir entre el miedo y la posibilidad de seguir un camino de crecimiento y de éxito. Tenemos que elegir entre paralizarnos y aceptar la continuidad de este gobierno (que no ha cumplido sus metas) o intentar con otros dirigentes un camino nuevo que no tiene por que ser menos seguro.
Avanzar y seguir viviendo a pesar de las amenazas y los ataques de nuestros enemigos ha sido un sello con que se distingue en el mundo a la comunidad judia y a los ciudadanos de Israel. No hay por que cambiar eso. No hay por que dejar de soñar con la paz.
Judaísmo y shalom son desde nuestro nacimiento dos conceptos inseparables. Israel no nació para vivir en guerra por siempre. Los israelíes debemos seguir intentando vivir en paz y esa es la verdadera seguridad que merecemos. No votemos por miedo. Votemos a quien creemos que nos representa. Quien cree que este gobierno hace lo que esta bien para sus ideas puede votarlo, pero no deben hacerlo por ese temor que nos quieren imponer.“Todo vale”. El slogan utilizado para formar este gobierno sigue vigente
Recibí tres llamadas de los activistas del partido de gobierno, dos con publicidad política y la tercera con un “insistente ofrecimiento” de llevarme a votar con la papeleta del oficialismo en el bolsillo. Me hizo recordar a los punteros de barrio, a los comités, las sedes partidarias en las que se cambiaban favores y empleos o algún “choripán” con vino por el favor de un voto.
En una sociedad de este supuesto primer mundo me parece una presión exagerada que no ayuda en nada a la imagen del partido que utiliza este sistema. Mi respuesta algo socarrona y no exenta de humor latino fue que “tengo piernas… y todavía soy muy joven para que me lleven a votar”.
Pero el día de la votación estaré cumpliendo con mi deber de ciudadano. En mi caso este gobierno ha perdido todo el crédito y me ha defraudado en forma repetida. El primer ministro no ha hecho nada de lo que ha dicho que iba a hacer y otros asuntos los abandonó en el momento crucial. Sus formas soberbias, que lo enfrentan con nuestros amigos en el mundo, también me ponen en la vereda de enfrente. El 22 darémi voto a una oportunidad de cambio, a la esperanza de que Israel no quede solo en medio de este planeta y que nuestros amigos del mundo nos sigan respetando.
Que nuestros enemigos no dejen de temer porque nadie les va a regalar esta tierra ni dejaremos de defender nuestros derechos. El futuro esta ahí, demasiado cerca y demasiado lejos.