Las secuelas de la guerra son aterradoras
Autor: Bernardo Ptasevich
Mientras se desarrollan los conflictos bélicos, las noticias sobre bajas, heridos o destrucción se ven como algo normal de la guerra, duelen, pero están dentro de un contexto que no permite verlas en toda su dimensión. Una guerra se genera habitualmente por motivos concretos, algunos valederos como la propia defensa, pero siempre deja consecuencias espantosas tanto en la victoria como en la derrota.
IRAK AVANZA SOBRE EL ISIS Y DESNUDA REALIDADES
Mientras las fuerzas de la coalición que encabezan los Estados Unidos sigue recuperando barrios y se hizo de muchos edificios gubernamentales que estaban en manos de los terroristas del ISIS, comienzan a salir a la luz muchas situaciones espeluznantes, propias de quienes no ven la vida como algo importante. Los detalles son para nosotros absolutamente insoportables. La aparición de muchas fosas comunes encontradas en zonas que eran dominadas por los yihadistas nos muestra con crudeza un panorama que confirma el accionar del ISIS en su asquerosa impronta asesina. Hace un mes fue en Rutba, provincia de Anbar, al oeste de Irak. Ahora fue en la localidad de Mosul, donde se encontraron 50 cuerpos (posiblemente combatientes peshmerga kurdos) que fueron ejecutados y enterrados. En enero ya se había encontrado en esa ciudad una fosa con 27 cuerpos. Solo podemos imaginar en parte los padecimientos de miles de civiles retenidos como rehenes del ISIS, pero cada uno de los sufrimientos es una historia que involucra seres humanos, los apresados, torturados o ejecutados y sus familias.
LA OTRA CARA DE LA MONEDA
Los soldados e integrantes de las fuerzas iraquíes y de la coalición no están en una situación mucho mejor. No siempre son militares por elección, en algunos casos las leyes o el orden establecido en los diferentes países los obligan a ello. La necesidad de sobrevivir en un medio hostil en el que si no estás en un lado o en el otro quedas librado al azar sin que nadie te defienda o se ocupe de ti y tu familia obliga a muchos a alistarse en las filas del ejército. A partir de allí todo es cumplir órdenes o ser un traidor pasible de iguales o peores castigos que los que podría sufrir en manos de sus enemigos. En octubre pasado, el general Joseph Votel, jefe del mando central de los Estados Unidos, informaba que “500 militares iraquíes murieron y otros 3000 fueron heridos desde que se iniciaron las batallas para recuperar la ciudad de Mosul en manos del Estado Islámico”. Esto implica también el sufrimiento de 3500 familias, algo que no se ve en la fría lectura de las noticias. No importa de qué lado se combate, ni siquiera quien tiene la razón, la guerra siempre produce estos efectos irreversibles. Ninguna ayuda material ni apoyo económico puede borrar el terror que vivirá siempre en esas personas. No podemos esperar hombres que actúen en forma normal y civilizada luego de haber sido niños y jóvenes que vivieron estas situaciones límite.
LOS MISILES SON LETALES, PERO ALGUNOS TODAVÍA MAS
Todas las armas matan, pero aun así hay formas mucho más crueles para asesinar personas. Por ello está prohibido el uso de armas químicas (que provocan la muerte), pero ocasionan daños irreparables y secuelas de por vida a los heridos. Esta semana las autoridades de Irak denunciaron que cuatro civiles muertos en Mosul fueron atacados por un grupo pertenecientes al ISIS con misiles cargados de materiales químicos. Los ataques se realizaron en zonas de la calle Markaz, Al Aramel, y Al Num Aniyah, lugar donde fueron alcanzados los civiles asesinados. Otras personas fueron afectadas. Ya se contabilizan 25 civiles con asfixia grave producida al respirar gases tóxicos presumiblemente contenidos en misiles cargados con cloro. El ISIS ha utilizado estos procedimientos con anterioridad por lo que no representa hoy una novedad o un cambio. Todo parece una película de terror, o quizás sea peor aún ya que no se trata de un film sino de la realidad. Vidas terminadas pero también vidas destrozadas, familias enteras destruidas sin presente ni futuro. Solo bestias salvajes como los integrantes del ISIS pueden vivir con ello en la conciencia. La comunidad internacional debe entender que será imposible reintegrar a una vida normal a tanta gente que ha sufrido en carne propia estos episodios. Es terrible pero no habrá soluciones, el odio se va a reciclar una y otra vez en manos de quienes no tienen ninguna esperanza ni opciones que cambien la realidad que les ha tocado en suerte.
LAS GUERRAS Y EL TERRORISMO QUE NOS TOCA VIVIR
Podríamos ignorar nuestra realidad en este escrito y pensar que todo es problema de otros, que nos es algo que nos toque de cerca. Sería muy inhumano, cruel y falto de sentimientos. Pero además, si nos toca de cerca. Israel vive el terrorismo en su dia a dia y tambien vivio y seguramente vivirá guerras si aspira a sobrevivir en este mundo hostil en el que algunos quieren eliminarlo de la faz de la tierra. Cada acto terrorista que se produce en territorio israelí no es un simple asesinato, también repudiable. Se trata de crímenes colectivos donde los fanáticos tratan de producir el mayor daño posible, no solo la muerte de sus víctimas, sin contar de que estas no son elegidas por un motivo especial sino que les ha tocado al azar ser protagonistas de las masacres. Cada vez cientos de personas que no estaban en el lugar del hecho son afectadas. Familias destrozadas no por el azar sino porque alguien se creyó dueño de la vida de los demas, organizaciones extremistas cuyo motivo de existencia es la muerte en sí misma. También nos han tocado guerras, es imposible enfrentar con métodos pacíficos a estos terroristas y a países u organizaciones que nos amenazan en forma continua. Las organizaciones internacionales fundadas para prevenir y evitar los conflictos se dedican a otras cosas, están infiltradas por esos mismos grupos terroristas y sus patrocinadores. Cada guerra son miles y miles de historias desgarradoras, de uno y otro lado. No es posible un campo de batalla estéril. El terrorismo no pelea contra ejércitos en zonas alejadas de las poblaciones sino que se mimetiza en ellas usándolas como escudos. Debemos saber que esos pobladores civiles sufren tambien, mas alla de si nos quieren o no nos quieren. Son familias con hijos sin elección, presos de dirigentes extremistas que los adoctrinan desde la cuna, la escuela y durante toda la vida. Detrás de la guerra hay dos escenarios imposibles de digerir, uno del lado de los vencedores y otro de los vencidos. No hay forma de seguir adelante ni opciones de cambiar esta realidad. En otros tiempos, allá por 1851, uruguayos y argentinos terminaron “ La guerra grande” con un «NI VENCIDOS NI VENCEDORES», algo imposible de aplicar en estos tiempos porque los dirigentes no piensan en un futuro mejor ni en un mundo donde sea posible vivir con paz y progreso. Mientras de un lado haya terrorismo, no se puede vislumbrar una solución medianamente razonable.