SE TERMINO EL JUEGO O LA PAZ O LA GUERRA

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Bernardo Ptasevich 
Publicado 03/07/2014 10:45
OPINIBernardo Ptasevich

Soy de las personas que tratan de ponerse en el lugar del otro, del que no piensa como nosotros, con el fin de entender y analizar los hechos que suceden, las motivaciones y los caminos a posibles soluciones. Pero qué pasa cuando uno tiene que ponerse en lugar del otro y ese otro resulta ser un asesino sin escrúpulos, alguien sin alma, sin corazón y sin códigos al que poco le pueden importar mis buenas intenciones y sistemas de análisis? Es lo que me sucede ahora mismo, cuando ese otro se llama HAMAS, esa organización siniestra que tantas veces me ofusca, que trata por todos los medios de vencer mis deseos de paz, que hace revertir mis pensamientos y hasta logra hacerme soñar con ser igual que ellos, con actuar de la misma forma que ellos lo hacen a ver si de una vez por todas entienden de qué se trata. Esta vez, otra vez más, se han pasado de la raya, han sobrepasado todas las líneas rojas. Ya no se trata de matar o secuestrar soldados, ahora también se dedican a jóvenes que no tienen actividad en el Ejército. El mundo entero, aunque sin reaccionar, salvo declaraciones que son puras palabras, quedó atónito ante la última demostración de valentía con la que estos individuos secuestran y matan chicos solo por el placer y el arte de matar. Están generando dentro de mis sentimientos que no estaban en mi estructura. Hoy puedo decir con absoluta seguridad que odio a Hamas, a todo lo que representa y que ningún razonamiento puede hacer que entienda nada de lo que hacen.

¿Hasta cuándo las conversaciones de paz?

Las conversaciones de paz tienen sentido cuando hay alguna posibilidad de conseguirla. Cuando hay algunas diferencias que saldar, que coordinar, que consensuar, hay que conversar. ¿Pero qué es lo que podemos acordar con asesinos fanáticos y delirantes? Nada, absolutamente nada. Cuando Hamas y la Autoridad Palestina (a pesar de aparentar ser el agua y el aceite) se juntaron, todas las conversaciones murieron, todas las posibilidades desaparecieron, no quedó el mínimo resquicio por donde colar una esperanza. No es que Abu Mazen haya dejado de ser el enemigo, no es que de verdad quiere arreglarse con Israel para una convivencia de vecinos, sino que por propia conveniencia ha ido tratando de diferenciarse de los dirigentes de Hamas manteniendo conversaciones con los enviados del Presidente Obama y con el propio Netanyahu. Pero eso ya es pasado. En este Medio Oriente que no nos da respiro, lo que ayer parecía posible hoy es absolutamente inviable. Se hace difícil dejar de lado todos los esfuerzos realizados hasta el momento por mucha gente que con buena voluntad pensó que era posible otra forma de relación entre los palestinos y los israelíes. Pero hay que poner una fecha límite muy pero muy perentoria para que Abu Mazen tome la decisión sobre el futuro y de una respuesta concreta en lugar de los rodeos, de las idas y venidas de siempre. Hoy sólo quedan dos posibilidades, o se firma la paz ahora mismo, o se toma por el otro camino, terrible camino pero único posible.

Cuando la paz no es posible, sobreviene la guerra

Israel, con sus defectos y virtudes, con aciertos y errores, ha buscado fórmulas para llegar a acuerdos con los palestinos. Esas propuestas no siempre fueron apoyadas por todo el espectro político, militar e incluso de la población civil. Hay mucha resistencia, muchos rencores, mucha desconfianza, y todos esos muchos son absolutamente justificados. No se ha podido llegar con ninguna propuesta a una conversación seria que tenga un final más o menos acorde a la realidad de las partes. Es cierto que Israel pretende un arreglo que contemple sus aspiraciones, pero los palestinos ni siquiera aceptan un arreglo que les convenga. Ellos no quieren ningún acuerdo, quieren seguir en esta situación en la que mientras se muestran como víctimas, reciben apoyo económico y político desde casi todo el mundo. Pero la paciencia tiene límite, las negociaciones no son interminables, y las acciones terroristas disparan cada vez el gatillo de la guerra inminente. La muerte de los tres jóvenes es un detonante en el que cada israelí quiere apretar el gatillo. La bronca, la impotencia, el dolor, la tristeza, todo eso junto, potencia ese deseo de entrar a Gaza y barrer con el Hamas hasta que no quede absolutamente nada de esa organización. Belicistas y pacifistas se acercan bastante en este punto cuando el enemigo terrorista no deja otra opción por recorrer. Si Abu Mazen no tiene el poder para hacer la paz y además no esta decidido a hacerla, si sigue con su socio aún menos razonable, hay un solo camino posible y todos estamos atentos a lo que decida nuestro gobierno y a lo que haga nuestro Ejército. Quizás en este momento me desconozco, quizás esté dejando de lado mis principios y mi educación para la paz, pero esto que tenemos no es paz ni nada que se le parezca. Una parte solo quiere matar y eso requiere una respuesta contundente. Creo que una encuesta en las próximas horas dará como resultado abrumador…. OCUPEN Y BARRAN GAZA.

Asesinos de chicos, sin motivo y sin remordimiento

Mataron a tres chicos israelíes, tres jóvenes que tenían familia y hoy nos tienen a todos nosotros. Tres chicos que han muerto en vano, sin beneficio de inventario para Hamas, sin motivo individual contra ellos que no sea matar por placer. Estos asesinos no conocen la palabra ética, no tienen corazón, no tienen alma, no saben nada de sentimientos, viven pero no están vivos, no saben ni valoran lo que es la vida. Si algo tenemos los israelíes es que valoramos la vida, tanto que curamos y ayudamos a personas enemigas a seguir con ella a pesar de que luego puedan hacernos daño. La esposa de Abu Mazen, combatientes en Siria y muchísimos ejemplos mas muestran el apego que tenemos a la vida. No jugamos con ella, no nos deleita ver morir a nadie, no vamos a matar por el placer de matar. Estamos indignados esperando una respuesta. Estamos incluso algo exaltados, queremos ver cambios en el terreno que los políticos no parecen querer decidir. Estamos de luto, todo el país esta de luto. No hay mucho tiempo. La población no va a aceptar que este episodio quede impune, que no se haga nada, que todo siga su camino como siempre. Hoy quedan dos opciones claras. O la paz ahora mismo en condiciones razonables y manejables, con seguridad absoluta para nuestros ciudadanos y nuestro territorio o enfrentar la situación como corresponda para conseguir los objetivos de tranquilidad de todos los que viven en esta tierra de Israel. Nos pusieron entre la espada y la pared. No nos dejaron opciones ni caminos alternativos. Se terminó el tiempo de jugar. O la paz o la guerra.



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